sábado, 4 de diciembre de 2010

Las aventuras de la nueva Christine...digo, las "aventuras" de la nueva Isis


Hace meses que no escribo, y ya lo echaba de menos. Podría decir que este silencio ha sido debido a pereza, poco tiempo, dejadez...o simplemente a que no tenía esa necesidad y esas ganas de escribir que a veces le hacen a uno correr hacia el ordenador para contar algo. Pero, ¿para qué decir todo eso? si la causa de esta "desaparición temporal" ni yo misma la sé.

Sólo sé que: o la Isis que escribía estas letras hace apenas un año, ya no es la misma de ahora; o ella sí es la misma pero el escenario y las circunstancias han cambiado tanto que ya no lo parece.



Viernes a las 2:20 de la mañana de un viernes por la noche. Llegó a casa después de tomar unas cañas con algunos antiguos amigos, a los cuales les otorgué ese adjetivo hace bien poco, cuando me di por vencida y acepté que ya nada sería igual.

Me he tirado casi dos horas escuchando anécdotas de hace años que ni me iban ni me venían, con una sonrisa de cera en los labios sin atreverme a preguntarles si no se daban cuenta; si no notaban que al pasar todo ese tiempo recordando momentos pasados, se nos estaba pasando el momento.
Quizá la razón para rememorar tantas historias sea que hoy por hoy estamos a años luz de vivir cosas tan divertidas, de sentir esa unión que existía hasta hace tan sólo meses.

Me he preguntado por qué tantas veces, y lo he analizado todo tan minuciosamente, que la pregunta perdió su sentido en algún momento de mis divagaciones. Supongo que, simplemente, ha sido así.

Pensaba que el problema estaba en que pasaba demasiado tiempo con Ñ, a pesar de vernos apenas lo justo por horarios; en que yo, que había dejado casi cualquier cosa por mis amigos, ahora tenía algo más por lo que dejarlo todo.
Me culpaba por perder poco a poco la relación, y por "dejar de ser los dos las piezas más importantes del grupo para convertirnos en un par de piezas más", según palabras textuales del famoso L, que tan importante era para mí.

Pero hace ya tiempo dejé de pensar y me paré a disfrutar mi felicidad, que con tanto sentimiento de culpabilidad me estaba perdiendo.
Y de pronto un día me di cuenta de que todo era diferente para todos. Que no eramos Ñ y yo, que había estado equivocada, y que las relaciones entre todos había cambiado.
Algo peor para la mayoría, algo mejor para algunos. Y contra eso, es difícil luchar

Sigo pasándomelo bien (muy bien) con ellos, y sigo considerándoles amigos. Pero por el camino de cambios, se han perdido muchas cosas.
Se han perdido la Isis y la S amigas de toda la vida, que sobrepasaban todo y a todos, y nunca jamás discutían; las han sustituído una Isis y una S que se llevan bien, que se cuentan el resumen de su vida cuando se ven de 2 en 2 semanas, y que hablan de fisioterapia.
Se han perdido la Isis y la N que se divertían tanto juntas, que eran sinceras la una con la otra, y que se conocían tan bien; en su lugar han quedado una Isis que envidia que ahora llamen a N en vez de a ella, y una N despersonalizada que baila el agua a un par de personas sólo porque por primera vez desde hace años, cuentan con ella.

Sólo espero acostumbrarme a la pérdida, porque estoy demasiado cansada de intentar solucionar cosas a costa de perderme otras, y de no atreverme a seguir adelante sin sentirme mal y mirar atrás.
Hay nuevas personas en mi vida, nuevos escenarios y nuevas aventuras, que como nueva Isis pienso aprovechar.
Como primera medida, seguiré contando novedades en el blog