domingo, 19 de octubre de 2008

Una historia cualquiera

Siempre quiso hacerlo, pero nunca se atrevió.
Cada vez que se decidía a intentarlo, acababa echándose atrás.

Eran tantas las ganas que tenía, y la vergüenza que sentía al reconocer su miedo, que un día cuando le preguntaron si lo había hecho dijo que sí.

Al principio la mentira sonó poco creíble, pero la segunda vez casi convenció a quien le escuchaba, y la tercera todo el mundo pensó que era verdad.

Tanto lo repitió, que al final él mismo terminó creyendo su mentira.
Y nunca más volvió a intentar hacerlo de verdad.

1 comentario:

J.C dijo...

..por eso quiza sea mejor no mentir y ser sincero, porque no hay de qué avergonzarse..

un saludo...