martes, 7 de octubre de 2008

saltando

Supongo que si dejara libertad a mis palabras, esta noche hablarían más de la cuenta sobre R. Pero sé que no me conviene hacerlo.
Nunca me gustó tropezar con la misma piedra, y en el caso de R perdí la cuenta de las caídas y tropiezos. De tantos batacazos llegué a rasparme las rodillas como una niña pequeña que se cae jugando al pilla-pilla. Y odio reconocer que increíblemente a veces aún me apetece perseguirle y correr tras él.
Pero ha pasado mucho tiempo, demasiado, y ahora mis rodillas ya están curadas.
Así que esta vez, como hice hace un año, saltaré la piedra.

2 comentarios:

Juanjo dijo...

No importa que tropieces de nuevo, si eres capaz de no sentir el dolor. Pero si eres capaz de evitarla, querrá decir que has crecido. Un beso, y suerte con la piedra R.

J.C dijo...

Hola Isi,. tropezar con la misma piedra nos suele suceder a todos un poco aunque de vez en cuando intentamos saltarla y lo conseguimos..

un saludo...